«De la vida que soñamos aún nos queda lo mejor.»
«Corta el aire», Dorian.
Hay algo de cierto en lo falso.
Hay una mirada inocua en lo vacuo.
Hay un cielo, una eternidad en cada vaso.
Hay una mentira interminable.
Hay tantísimas eternidades finitas que pretendieron lo imperfecto.
Hay un astronauta buenísimo. Y luego estoy yo.
Hay una infinidad de instantes etéreos y convexos y fuerzas centrífugas y centrípetas, hay hipoxias,
hay momentos de apnea y de anemia, de hipotensión, de arritimia, de insomnio adrede.
Hay días de huracán y de ansiedad, de sobredosis de realidad, de sobreincienso, de incendio y de alambre.
De querer la inyección, de saber el vaso, de lo letal.
Hay luces y hay oscuridad.
Hay demasiadas cosas suaves.
Hay mucha música que no sabe ni de dónde sale.
Hay una fuerza interminable.
Hay cielos ignífugos.
Atmósferas que pueden devolverte el aire.
Ese ritmo, esa brisa inestable.
Y a pesar de todo, de la vida que soñamos aún nos queda lo mejor.