Que te rías de todo,
y de todos.
Que llores amargamente,
que te emborraches
hasta no ver los problemas.
Que cantes algo de Fito
en la barra de cualquier bar
cinco cañas y dos conversaciones después.
Que te enamores,
que te enamores mucho,
¡y muchas veces!
de la misma persona
o de las que te dé la gana.
Que viajes muy lejos,
con los ojos muy cerrados
y con la mente muy abierta.
Que te pierdas en los acordes de una canción
y que te encuentres, y esto es importante,
cuatro estrofas después
en el último acorde
de la boca de un poeta.
Pero sobre todo, mi niña,
que en esta vida
de tres páginas y media
no dejes con tinta el bolígrafo.
Maria Segura