Cristina Ballesteros
Apostaría unos buenos dineros a que has cantado el título del post, aquella canción destructora, definitiva y definitoria, que acababa de un plumazo con el verano cada septiembre. El Corte Inglés, ya saben.
Si es así, me alegro porque eso supone que yo no soy tan mayor y que en el fondo la vuelta al cole nos sigue haciendo un poco de gracia. Al fin y al cabo ya nos hemos hecho todos un poco a la idea de que ya ha llegado este lunes de 30 días, aunque solo sea por el invierno prematuro que siempre vuelve. Un «Winter is coming» en toda regla, pero en agosto. Justo cuando se ha acabado Juego de Tronos.
Vuelven los amigos de lejos, los «juernes», los «primer día superado», «primer examen superado», el «#empezamos» (con los novatos irreconocibles por la harina y embutidos en bolsas de basura en el fondo de la foto), la Central llena, la cafetería llena también, el tener que aprender de nuevo cómo c* funciona el sistema de reprografía, el arreglar el mundo en los descansos, algunas graduaciones, buscar las aulas de las clases nuevas, reencontrarte con aquel «querido» profesor (del que pensabas no volver a saber nada porque ya se jubilaba), los pinchos increíbles del Bellavista, el Quidditch (y los demás deportes), el Trofeo Rector, el UBULIVE, y tantas y tantas cosas que construyen cada año la vida que luego le contamos a todo el mundo.
Desde El Universitario os deseamos todo lo mejor para este año escolar que empieza. Nosotros volvemos con las mismas ganas, o incluso más, si cabe, que el año pasado.
Bienvenido, curso 2017-2018. Tráenos cosas bonitas.
