Fran Nézbian.
El referéndum de autodeterminación de Cataluña ha terminado. El saldo provisional de la consulta, según el gobierno de la generalitat es de mas de 2 millones de votos y un 90 % de apoyo al sí, según el gobierno de España no ha existido la votación y todo es una farsa. Yo me quedo con las últimas cifras provisionales de la sanidad pública de mas de 850 heridos en los disturbios a las puertas de los centros educativos y con los titulares de los medios de comunicación internacionales, criticando la situación de ridícula y mostrando su preocupación.
¿Era necesario saltarse la ley? ¿Era necesaria la violencia? Ahora intentaemos responder a ambas preguntas.
Las dos cuestiones afloran en la mayoría de nosotros que no entendemos lo que ha pasado en Cataluña. Ambas posturas llevan sin sentarse a dialogar desde el principio, pero ambos querían dialogar, algo aquí no funciona, o todos somos unos mentirosos o nadie miente, o lo mejor, ambos debemos entender que las dos posturas deben coexistir. El gobierno de Cataluña a tenido que saltarse la ley porque esta era AUTORITARIA, si, habéis leído bien, autoritaria. El tribunal constitucional a negado una consulta democrática, si habéis leído bien, democrática, pensemos en ello. Ahora bien, el gobierno de Cataluña estaba advertido de las consecuencias de la consulta, creo que lo prudente en este caso hubiera sido la paciencia.
La violencia ha estado ahí, con un balance de heridos inédito en Europa desde la II Guerra Mundial (ojo con la comparación, ambos hechos no tienen la misma importancia) Si el gobierno de Cataluña, un gobierno elegido democráticamente convoca un referéndum vinculante DEBE PERMITIRSE EL REFERÉNDUM, después atenderemos a las consecuencias del resultado. El que nuestra constitución contemple el artículo 155, en el que se impide la libertad de un pueblo a decidir que es, me parece deleznable, al igual que me lo parece la actuación de los cuerpos de seguridad del estado en contra de la democracia. Está claro que retrocedemos en derechos y libertades, es innegable, puedes estar a favor o en contra de un partido o su ideología, pero si la ley limita la libertad del ciudadano, una libertad conseguida con esfuerzo y en ocasiones con muerte y guerra, no puede ser correcta. Por lo tanto, no era necesaria la violencia, pues acudir a ella es demostrar que se han acabado argumentos racionales para defender dicha postura.
Después de estas dos breves reflexiones, queda pensar en la refloración del nacionalismo catalán. Históricamente el nacionalismo y proteccionismo vienen precedidos por una crisis, del tipo que sea. Estos movimientos suelen ser conservadores y suelen acarrear comportamientos autoritarios. Lo que aquí no se contempla es que el nacionalismo de cataluña re-afloró gracias a CIU, un partido de derechas nacionalista (ojo, ser de derechas no tiene nada de malo y ser de izquierdas tampoco, lo único malo es no entender la postura contraria). Es decir, tenemos a los dos partidos (con un pasado reciente muy corrupto) de la misma ideología defendiendo posturas contrarias con respecto a un territorio… ¿De verdad es tan importante una frontera? No trato de simplificar esta colisión de posturas, pues entre los puntos que las enfrentan están intereses históricos, políticos partidistas, económicos, empresariales y sentimentales. Lo que no entiendo es la necesidad de enfrentarse, esa necesidad de llegar a un extremo donde la única alternativa es imponerse al contrario. La pluralidad de opiniones da lugar a la variedad y la variedad es riqueza cultural.
En definitiva, lo que debemos hacer es reflexionar, nunca ha sido positiva la violencia y ambas posturas han desembocado en eso. No repitamos los errores del pasado.
