José se levantó cansado, desorientado, duerme poco y es demasiado generoso, ayer fue un día difícil. Visitó a uno de sus antiguos compañeros de instituto, estaba en coma después de un fatídico accidente en una nacional.
Intentando olvidarlo de camino al trabajo se percató que en su ciudad había un mal olor especial y que esas fábricas en burgos estaban demasiado cerca de la periferia. Sacando un café de la máquina, se le derramó parte en os zapatos, se oyeron varias carcajadas a su espalda, era Leticia, una de sus compañeras. Leticia es una antigua periodista que ahora estaba era socia de José en su empresa lanzadora de Startups. Después de varios gestos complacientes, se puso un poco más seria, pues le auguraba una mala noticia, los bancos negaban el dinero necesario para hacer crecer un poco más el negocio. En fin, pese a las malas nuevas, la conversación con Leticia fue un placer, como siempre, y agradeció las reconciliantes palabras de su compañera.
Además de esa lanzadora, José poseía una empresa de cazatalentos musicales, allí trabajaba un gran ojeador y formador musical, era yo. Llevo desde los 10 años escuchando música y siempre se me ha dado bien enseñar, además, trabajar allí me daba un pequeño sueldo con el que costear mi Quería hablar seriamente con José, mis funciones se habían incrementado y sin embargo, el sueldo no lo había hecho con ellas. José fue comprensivo, sin llegar a la cantidad que le espetaba, me lo ascendió en parte, y salí contento de allí.
José sin embargo seguía distraído, sabía que había alguien de la competencia estaba trabajando para él, pero no quiso desconfiar de Rafa (sí, ese es mi nombre ;P) su entusiasmo le hacían dudar de él.