Artículo por Iván Cano y fotografías por Ainhoa Roa Gorostidi
¿Quién no recuerda a Mecano, uno de los grupos pop español más grande de la historia del género nacional? Por si alguien se ha olvidado a la banda formada por Ana Torroja y los hermanos Cano, la gira Hija de la Luna se ha encargado de que aquello recuerdos de los ochenta vuelvan de manera nostálgica a nuestras mentes.
Antes de que el show comenzase el Hangar se llenó desde el foso hasta la puerta de entrada y salida, no cabía ni un alfiler. La sala estaba animada, llena de amigos que buscaban revivir los viejos tiempos y familias que llevaron a sus hijos para que disfrutasen del mismo espectáculo que ellos: la última gira de Mecano, Aidalai Tour.
Este espectáculo nació en 2015 para conmemorar el 25 aniversario de Mecano. Y es que Hija de la Luna replica exactamente la última gira de la banda de los ochenta: los mismos vestuarios, coreografía, escenografía y temas, más algunos añadidos. Formado por grandes músicos como Antonio y Emilio Villalba (teclados, guitarras y coros), Jesús Chávez (teclado, guitarra y coros), Paco Álvarez (bajo eléctrico) y Santi López (batería). Sin olvidar a la joya de la corona, Robin Torres (vocalista y actriz principal).
Empezó el concierto.
Robin, con un parecido abrumador física y vocalmente con Ana Torroja, ya nos dejaba deleitados con su impresionante voz y sus complicadas coreografías. No sólo hizo gala del vestuario y grandísima puesta en escena acompañada por una iluminación sobresaliente, sino que en las dos horas y media que duró el concierto, no hubo ni un solo segundo en el no diese el 100%: cantó y bailó a un nivel altísimo al mismo tiempo sin que su voz se viese afectada por los bailes. ¡Menudo dominio! Me quito el sombrero.
El público estaba entregadísimo, gracias en parte a la labor como frontman de Torres, hasta el punto de que todos al unísono tapiaron la voz de Robin en los estribillos más célebres y memorables de Mecano. Mujer contra mujer fue el primer clásico en aparecer y tras él no tardaron en aparecer himnos como Hijo de la luna o la flamenca Rosa es una rosa, todos ellos seguidos de tormentas de aplausos.
Para el final dejaron una apoteósica cascada de clásicos de la banda como Cruz de navajas, Maquillaje, Me colé en una fiesta y Me cuesta tanto olvidarte. Cerraron el espectáculo con Aire y una exhibición vocal al final de Robin Torres que ponía la piel de gallina.
Ayer se demostró que quien se hace un hueco en la historia es eterno.