¿Qué tal personajillos? Comenzamos nuestra andadura en el periódico de la Universidad de Burgos ofreciendo parte del guion y de los poemas recitados está semana. Además, enlazaremos el programa que se ha publicado hoy. Esperamos que lo disfrutéis y compartáis en redes sociales, en nuestra página de Facebook o en el twitter de El Universitario de Burgos.
Programa (enlace): VERSAMOS 2×06 Borges
En esta edición analizamos la obra poética de Jorge Luis Borges, con algunos ejemplos de su poesía. Repasamos la actualidad poética de manos de Raquel. También introducimos la nueva sección con Ana, dónde repasaremos algunos blogs de poesía que nos han gustado. Recitamos los poemas sobre el tema propuesto la semana pasada, «los sueños». Y, por último, realizamos la entrevista a Kike Marcos.
Guión y poemas elegidos del autor (enlace): Biografía de Borges
Soy (Fran)
Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.
Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.
Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,
del tiempo, que es uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.
Instantes (Raquel)
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.
Límites (Mariola)
De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a Quién prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formash
que destejen y tejen esta vida.
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?
Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.
Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.
Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.
Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.
No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.
¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.
Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.
A un poeta menor de la antología (Tega)
¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejieron
dicha y dolor y fueron para ti el universo?
El río numerable de los años
los ha perdido; eres una palabra en un índice.
Dieron a otros gloria interminable los dioses,
inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;
de ti sólo sabemos, oscuro amigo,
que oíste al ruiseñor, una tarde.
Entre los asfodelos de la sombra, tu vana sombra
pensará que los dioses han sido avaros.
Pero los días son una red de triviales miserias,
¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza,
de que está hecho el olvido?
Sobre otros arrojaron los dioses
la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,
de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;
contigo fueron más piadosos, hermano.
En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,
oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.
El amenazado (Ana)
» Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado,
pero como siempre es la única.
¿ De qué me servirán mis talismanes:
el ejercicio de las letras,
la vaga erudición
el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte
para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad,
las galería de las bibliotecas
las cosas comunes,
los hábitos
el joven amor de mi madre,
la sombra militar de mis muertos,
la noche intemporal,
el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo,
es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente,
ya el hombre se levanta a la voz del ave,
ya se han oscurecido los que miran por la ventana,
pero la sombra no ha traído la paz.
Es ya lo se, el amor:
la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria
el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías,
con su pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos que cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo. »
ACTUALIDAD:
Luis Ramiro el Viernes 22 de abril sala galileo Madrid
Elvira Sastre el martes 26 de abril centro Federico García Lorca en Granada. Y el jueves 28 de abril sala de la muralla en Pamplona
Sábado 23 de abril tendremos a nuestra colaboradora Ana Cuesta en Dog and Roll en Madrid.
POEMA TEMÁTICO:
Delirio (Tega)
Se cierran los párpados y abro las ventanas,
Me adentro en las brumas, coloreo el paisaje, extiendo las alas.
Me adentro en cualquier mundo,
cualquier lugar es mi casa,
me apodero de la paradoja imposible.
la vuelvo real o simplemente pasa.
Cuando cierro los ojos soy el genio de la lámpara,
pido tres deseos, cinco, siete.
Me pido tenerte ahora,
me pido no volver a verte.
Si ya nada es real..
¿Por qué tiemblo con este monstruo?
Con ojos de sangre, rostro pálido y tétrica voz.
Un verdugo condenado a muerte, un ciego visionario.
Despierto, el verdugo y el monstruo soy yo.
Me despierto despeinado con los pies fríos,
la garganta seca y nada es verdad.
Miro al otro lado, y ya no se si sigues durmiendo.
O sencillamente no estás.
La sábana del pensamiento (Fran)
Cabalgando en un caballo blanco,
ardiendo su cola,
ví pasar un espectro a mi lado,
cabalgando…
Deteniéndome en la llanura,
preludio de un volcán de niebla
susurrante…
Corría sin cesar
huyendo, sin cabalgar,
preso de la distancia,
reo de los recuerdos.
Volvió el espectro vestido de negro,
guadaña en ristre, riendo.
Yo, seguí corriendo…
Llovían mares de cenizas de mil colores,
a lo lejos ví una luz
que cegó mis ojos abyectos.
Yo huyendo…
Atravesé ese agujero de luz
sin miedo,
cegado por el destello
corrí a esconderme
cuando se aclaró ese lugar
inmerso en su anulidad.
Sonó un estruendo,
lo apagué corriendo
con mis ojos entreabiertos
y seguí corriendo.
BLOG DE LA SEMANA:
Elena Velasco tiene 19 años y estudia relaciones internacionales en inglés en Madrid. Considera a Diego Ojeda o Elvira Sastre como sus escritores favoritos y fuente de inspiración. Nunca pensó que podría escribir un poema, ni si quiera algo que diera sentido a lo que sentía, y menos aún darlo a conocer con un blog como ha hecho hace casi un año.
Improbable
Algún domingo le sonreiré más al lunes;
me pintaré los labios de rojo
y dejaré a un lado eso de centrarme en la vida.
Diré que estoy en huelga de principios,
que sólo haré caso de mis instintos.
Empezaré a pedir abrazos cuando los necesite.
Algún día de estos…
Será el mismo domingo en que huya lejos y me sienta viva.
Cuando haga de mi propia terapeuta,
y traspapele tus dichosos esquemas.
Gritaría cuando mis pulmones se ahogasen,
y dejaría de correr para no llegar a ninguna parte.
Cuando el sol se volviese frío
y a la luna le diesen miedo las estrellas.
Sería el día en que la poesía no me diese alas,
sino que yo me vistiese de hada
para cumplir mis deseos
y me disparase una bala en el pecho.
Sería el mismo domingo en que te comiese a besos, sin pedirte perdón.
– Que al fin y al cabo el permiso sólo se inventó para asesinar a la intriga-.
Cuando te sonriese a ti,
sin darme cuenta,
y fueses tú quien luchase contra la agonía
que es no tenerte a mi lado cuando más lo necesito.
Nos declararíamos el silencio,
y firmaría una tregua
para que la rompiese tu susurro, tu lengua,
recorriendo mis vértices.
Y ya no tendría miedo a decirte que te quiero.
Pero la realidad mata al corazón.
Y el mío está cansado de soñar.
¿Sabes?
Siempre me han atraído los imposibles,
y tú gritas improbable.