Juanra del Campo.
Este es un tema con cierta controversia. Puedes encontrar tanto detractores como gente que lo defiende. He conocido educadores caninos que lo desaconsejan totalmente y su principal razón está relacionada con las pautas de dominancia. Personalmente, no creo que esto sea ciertamente el problema. Dormir con un animal puede tener ciertos riesgos asociados, principalmente de salubridad. Estos riesgos pueden ser minimizados o paliados con una correcta higiene y por el contrario los beneficios de dormir con nuestras mascotas son claros y demostrados.
Lo correcto antes de recomendar a nadie a que se suba el San Bernardo al catre, es mencionar algunos de los riesgos que puede tener dormir con tu mascota y que sean ustedes, queridos lectores, los que juzguen si consideran oportuno ponerlo en práctica o no.
Riesgos para la salud: Se podrían incluir algunas respuestas inmunológicas, alergias, asma. Evidentemente hay sectores de la población con cierta hipersensibilidad o mayor probabilidad de sufrir este tipo de afecciones y ciertamente para estas personas no sea conveniente dormir con su mascota.
También se pueden producir arañazos o mordeduras a través de los cuales se podría contraer alguna enfermedad o infección asociada a animales domésticos. Pero en realidad todos estos riesgos son realmente insignificantes siempre que los animales reciban los apropiados cuidados veterinarios y una correcta higiene.
Los más susceptibles a este tipo de riesgos serían niños pequeños, mujeres embarazadas y pacientes inmunodeficientes.
Problemas del sueño: Hace años cuando me preguntaban qué opinaba a cerca de dormir con nuestro perro, siempre decía que yo no lo hacía porque los perros se mueven, dan patadas, roncan y se tiran pedos. Y generalmente solían darme la razón, pero un buen día un simpático señor me devolvió un comentario que no sólo me hizo gracia sino que me resulto bastante revelador. Simplemente me dijo: “Eso mismo dice mi mujer de mí”. En realidad, cualquiera de nosotros que duerma acompañado usualmente está sometido a estas incomodidades, en mayor o menor medida, claro está. Digamos que se producen ciertas interrupciones en el sueño, pero su impacto es tan corto que es difícil conocer el alcance real de estos inconvenientes.
Problemas de conducta: Algunos autores y profesionales del sector consideran que en determinadas ocasiones dormir con nuestro perro podría influir en algunos tipos de problemas conductuales. Especialmente temas relacionados con agresividad o problemas relacionados con la separación. No sería por tanto aconsejable permitir dormir en nuestra cama a perros con problemas en la gestión y protección de recursos. De hecho, me he encontrado casos en los que el perro toma posesión de la cama o del sofá y a través de un lenguaje de agresión como pueden ser gruñidos, enseñar los dientes o incluso marcar a los familiares, el perro se hace con el control de ese espacio y resulta peligroso incomodarle o reclamar dicho espacio.
Así mismo, en perros con problemas de ansiedad por separación, el colecho tampoco es aconsejable ya que puede inducir al superapego.
Problemas de pareja: Dormir con tu mascota podría generar problemas en la relación con tu pareja si ambos no estáis cómodos con la situación. Son muchas ya las ocasiones donde me he encontrado con parejas con distinto criterio respecto a este tema. Mientras que una de las dos partes se empeña en permitir a su perro cohabitar en ciertas áreas de la casa, la otra se empecina en que el perro no ha de subir a la cama o el sofá por ejemplo. De esta forma no solo ellos permanecen en eterno conflicto sino que generan confusión en el animal. Él entenderá probablemente que puede subirse en presencia de uno y no del otro, pero seguirá ocupando esos espacios cuando la parte contraria no lo esté mirando o controlando, ya que en sí, descansar en estos espacios suele presentar un estímulo agradable para el perro y una vez aprendido lo repetirá siempre que pueda, con su consiguiente coste de oportunidad.
En estos casos, lo más sensato es llegar a un acuerdo entre ambas partes, quizás ponerse de acuerdo en que espacios se le permitirá estar y en cuáles no. Para ello es necesario el compromiso de ambas partes. Si por ejemplo se decide que el perro puede subir al sofá pero no a la cama, ha de respetarse siempre por ambas partes y aun así, cuando ninguno de los dos controle, probablemente el perro se vuelva a subir, pero con tiempo y repeticiones y un buen sustitutivo es más fácil quitar ciertas costumbres.
Dormir con tu perro no significa necesariamente que esté tenga que estar sobre el colchón. Realmente puede dormir a los pies de tu cama y ser esto igualmente beneficioso para vuestro vínculo.
En realidad, los perros presentan un fuerte instinto de supervivencia, por el cual no se arriesgarán a dormir en espacios en los que haya otras personas o animales de los cuales no se fíen. No dormirán junto a nada que sea susceptible de atacarles en su momento más sensible, cuando más indefensos se hayan…dormidos. Así pues, que tu perro elija dormir contigo, ya sea en el mismo colchón ya sea junto a la cama, te da una pista de que se siente seguro y confiado a tu lado.
Además de un animal con profundos instintos de supervivencia, el perro es un animal gregario y sociable que generalmente buscará compartir un espacio confortable con otros seres vivos con los que se encuentre a gusto. Para ellos, dormir en compañíaes sumamente vinculativo. Si eres capaz de dormir con él, sabrá que la confianza es mutua. Además le reportará la seguridad que supone ser parte de una manada. Sería pues, un servicio recíproco de protección. Numerosos estudios confirman que las personas que duermen con sus mascotas gozan de mejor calidad de sueño, ya que estas afirman sentirse cómodas y más seguras durmiendo en compañía de sus mascotas.
¿Y tú? ¿Duermes con tu perro?