[dropcap]P[/dropcap]arece ser que ahora se ha puesto de moda robar. La corrupción es un «nuevo» tema de importancia incandescente en nuestra sociedad. El problema no es que este fenómeno pueda y tienda a suceder cada vez con mayor frecuencia entre, sobre todo, los políticos, aunque también altos cargos de empresas. El problema real radica en que, para cada cual, llegar a un buen puesto, ya no es realizar el trabajo para el que ha sido destinado, si no que si puede llevarse algo al bolsillo, siempre será mejor.
Lamentablemente, entre los altos cargos, la victoria y el respeto ya no surgen del buen hacer, del cumplimiento y de la responsabilidad, sino que ahora todos queremos llevarnos algo para nuestra motivación particular. Resulta pues, que en la actualidad es difícil que te conozcan por la honradez. Ahora es más fácil provocar un caso de corrupción y ser reconocido por ello que cumplir con tu obligación.
Si nos fijamos bien en cada caso, al principio solo afectaba a la clase política. Sin embargo, ahora que la corrupción es última tendencia, parece que todos los que juegan con altas cantidades de dinero quieren estar «a la última moda».
Bien, si este mismo tema lo miramos desde el punto de vista de un ciudadano normal en nivel de ingresos y poder adquisitivo, resulta que no todos lo vemos mal, según parece. Podemos, de hecho observar, dos posiciones:
La primera y más » normal», podríamos decir, es la del ciudadano que ve a la corrupción como una amenaza. Como un fallo en el sistema, como un agujero en la tubería por el que se filtra el agua que luego no llega a todos los hogares y provoca goteras. Respecto a este punto de vista, cada cual ve que robar dinero por parte de los que lo distribuyen entre todos, es un insulto en toda regla a la dignidad de la sociedad. Sobre todo porque aquéllos que practican la corrupción, no solo no se quedan con parte del dinero de impuestos o de subvenciones, sino que están robando al país entero. Estamos hablando, más concretamente, de que están robando a todos los individuos que viven en ese territorio, en ese país. De ahí que sea una falta tan grave de deslealtad a la ciudadanía y de falta de responsabilidad.
La otra posibilidad, es aquella en la que los ciudadanos ven a la corrupción como algo que no es bueno, pero que mientras no les afecte a ellos directamente, no se note demasiado y tengan todos los servicios públicos que necesiten, no pasa nada. Hay ciertas personas que conocen el fenómeno de la corrupción, pero deciden no opinar al respecto. Quizás si sus consecuencias empezasen a afectarles negativamente, a lo mejor opondrían algún tipo de resistencia activa ante ello. Al menos, aunque fuera comentarlo y dando su opinión o reflexionándolo de alguna manera.
En conclusión, por muy raro que nos parezca a los que conocemos este fenómeno, es bastante antiguo, ya que se practica desde hace varios años, aunque mucho mejor disimulado, sí, ahora está a la moda hasta tal punto que si no lo has practicado alguna vez, parece que nadie te conoce y que eres un personaje «bueno y responsable». Y, desgraciadamente, estos adjetivos, siempre tan positivos, ahora pueden convertirse en tu empresa y en tus círculos en características negativas que podrían incluso perjudicarte en tu entorno.
Bienvenidos, pues, al mundo de las modas surrealistas.
Neila Rodríguez