Resulta obvio preguntarse cuan importante es el aprendizaje que adquirimos desde la infancia, a diferencia del aprendizaje común o el aprendizaje obtenido por un esfuerzo académico, ese aprendizaje adquirido desde pequeños donde lo aprendido se asimila con tanta facilidad como una esponja que absorbe un vaso de agua, ese período en el cual la costumbre cultural, racial, familiar e incluso social tendrá un desempeño exhaustivo sobre el pensamiento y sobre el devenir de la vida del individuo.
Creo que todos nos hemos planteado alguna vez cómo sería nuestra vida si viviésemos en otro país, en otra cultura. Imaginemos por un momento que hemos nacido en China o en un país africano y volvamos a introducir nuestro pensamiento en la dimensión y en el país en el cual realmente hemos nacido. ¿Habrá alguna diferencia?, la respuesta es más que obvia, las diferencias afloran con cierta fuerza y por supuesto, hasta un niño afirmaría que el vivir o nacer en otra cultura es algo que te haría ser diferente y condicionaría el devenir de tu propia vida… ¿Pero hasta qué punto?, ¿Hasta qué punto podemos valorar lo utópico, e incluso, la incertidumbre de sentir que no estamos en nuestra cultura natal?, ¿Pensaríamos diferente?. ¿Nuestros valores que entendemos como dogmas e incluso nuestros objetivos vitales, así como nuestras creencias, serían diferentes?.
Obviamente la respuesta será positiva, nuestra forma de ver las cosas, de apreciarlas y comprenderlas cambiaría considerablemente. Volvamos a imaginar que hemos nacido en un país diferente y pensemos que la costumbre en dicho país es la de creer en el budismo y ese pensamiento es inculcado a modo costumbrista en tu mente desde que adquieres consciencia día tras día y todo lo que ves a tu alrededor se educa en ese pensamiento, tu familia, tus amigos, en tu colegio e incluso en los medios de comunicación, ¿a caso habría alguien capaz de cuestionarse algo tan rígido y tan firme como la creencia adquirida desde niño?. ¿Existiría alguien capaz de cuestionarse, al margen de su inteligencia, una creencia que se piensa como dogma inflexible?.
He ahí el problema e incluso lo curioso que resulta ser el fenómeno del aprendizaje y la costumbre adquirida desde temprana edad para el desarrollo de nuestro pensamiento. La pluralidad de circunstancias determinarán la capacidad de ostentar o no un pensamiento. Pero la monotonía impedirá que se cuestione cualquier tema, indiferentemente de si es religioso, social, moral, ético e incluso en terrenos psicológicos, la libertad será la que determine el desarrollo del pensamiento humano.
Tras lo afirmado entramos en un terreno sinuoso e incluso pantanoso, donde las conclusiones resultan ser poco esclarecidas, podemos seguir preguntándonos si existe algún dogma original, alguna creencia, algún pensamiento anterior a la costumbre adquirida con la niñez. Pero entrar a valorar estos temas es algo que ni psicólogos ni psiquiatras de reputado prestigio han sabido pronunciar.
Rodrigo Angeleri