Programa de UBU Radio – Versamos 3×02 – Miguel Hernández

Después de un primer programa de introducción a la nueva temporada Versamos 3×01 donde presentamos a las nuevas colaboladoras, Laura y Uxia, y donde vertimos nuestros primeros poemas de la temporada, tanto propios como ajenos. Ahora llega el segundo programa de la temporada, dedicado al gran Miguel Hernández, un programa que ya estuvimos haciendo en directo al final de la temporada pasada en el café España, se nos quedó una espinita clavada al no poder grabar el directo y nos decidimos a «repetirlo» y grabarlo con las nuevas colaboradoras y la ilusión de siempre. En este programa aparecemos, un servidor Fran NezbiaN, Roberto Ortega, Mariola Trigo, Ana Cuesta, Uxia Soliño y Laura Muñoz.

Os animamos a leer el guión mientras lo escucháis y a disfrutar del Maestro y de los poemas propios de nuestros locutores. ¡Por la poesía!

Audio del programa 3×02 VERSANDO – MIGUEL HERNÁNDEZ

Biógrafía de MIGUEL HERNÁNDEZ

mh_retrato_europe_gNació en 1910, en el seno de una familia humilde y criado en el ambiente campesino de Orihuela, tuvo que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar en el campo; solo desarrolló estudios elementales, pero desarrolla su inteligencia y capacidad poética de forma autodidacta. Su interés por la literatura lo llevó a profundizar en la obra de algunos clásicos, como Garcilaso o Góngora, que posteriormente tuvieron una marcada influencia en sus versos, especialmente en su etapa juvenil.

Durante su juventud comienza a participar en las tertulias literarias en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé, con el que establece una relación de mentor-alumno, además de una gran amistad. Durante estos años publica sus primeras poesías en revistas de su tierra como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. También participa en encuentros literarios y vive sus primeros amores, donde conoció a Josefina Manresa, quien más tarde sería su esposa.

En 1931 realiza un primer viaje a Madrid buscando consolidarse en la escena y ganarse la vida buscando trabajo, pero el intento no fructificó, y se vio obligado a volver a Orihuela en 1932. Más tarde, después de su regreso a casa volvió a la capital, y ya establecido en Madrid, conoce a algunos poetas de la época como Vicente Aleixandre o Pablo Neruda; con el que fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Las ideas marxistas del poeta chileno calaron hondo en el joven poeta.

Consiguió trabajo por fin como redactor en el diccionario taurino de Cossío y colaboró en importantes revistas poéticas españolas, como la Revista de Occidente. Además, también colaboró en las Misiones pedagógicas del Frente Popular. Más adelante, al empezar la guerra en 1936 se alistó como voluntario en el ejército republicano, y durante la contienda se casó con Josefina Manresa. Publicó diversos poemas en las revistas El Mono Azul, Hora de España y Nueva Cultura, y dio numerosos recitales en el frente. La muerte de su primer hijo (1938) y el nacimiento del segundo (1939) se fueron parte de la inspiración de su obra poética.

Terminada la guerra intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal, y condenado a muerte, pero se le conmutó la pena por la de cadena perpetua. Después de pasar por varias prisiones, murió el 28 de marzo de 1942 en el penal de Alicante víctima de un proceso tuberculoso: de esta forma se truncó una de las trayectorias más prometedoras de las letras españolas del siglo XX.

Obra y estilo:

Cronológicamente pertenece a la generación del 35 pero su estilo, la devoción por los clásicos como Góngora, Quevedo, Lope.., sus aptitudes sociales y afinidades políticas nos permiten clasificarlo como el miembro más joven del 27. Miguel es a la generación del 27 lo que Bécquer al Romanticismo. Su trayectoria como escritor empezó con algunas colaboraciones en la revista El Gallo Crisis, dirigida por Ramón Sijé. Su primer volumen de versos, Perito en lunas (1934), está formado por 42 octavas reales con clara influencia de Góngora y de algunos de los autores clásicos citados antes. Es una poesía humilde y cotidiana, como lo fue su juventud.

Después de darse a conocer en diversas revistas y círculos literarios, publicó. El rayo que no cesa en 1936. Compuesto mayoritariamente por sonetos, y alguna elegía como la dedicada a Ramón Sijé, (tercetos encadenados) una de las más importantes de la lírica española de todos los tiempos. Ejes: el amor, la muerte y la vida. El amor entendido como la verdad atronadora del ser humano, hilo conductor. Durante la Guerra Civil su compromiso con la república se plasmó en una serie de poemas reunidos en Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939), en el que además de su compromiso político manifiesta su visión trágica de la guerra. Mientras se hallaba en la cárcel escribió Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), en su lectura encontramos la terapia del autor frente al cautiverio, la lejanía de su mujer, la muerte de su primer hijo y el nacimiento del segundo se condensan en este poemario, los últimos versos de un genial poeta.

VERSANDO (selección de los locutores)

(Selección de Fran)

Un carnívoro cuchillo
de ala dulce y homicida
sostiene un vuelo y un brillo
alrededor de mi vida.

Rayo de metal crispado
fulgentemente caído,
picotea mi costado
y hace en él un triste nido.

Mi sien, florido balcón
de mis edades tempranas,
negra está, y mi corazón,
y mi corazón con canas.

Tal es la mala virtud
del rayo que me rodea,
que voy a mi juventud
como la luna a mi aldea.

Recojo con las pestañas
sal del alma y sal del ojo
y flores de telarañas
de mis tristezas recojo.

¿A dónde iré que no vaya
mi perdición a buscar?
Tu destino es de la playa
y mi vocación del mar.

Descansar de esta labor
de huracán, amor o infierno
no es posible, y el dolor
me hará a mi pesar eterno.

Pero al fin podré vencerte,
ave y rayo secular,
corazón, que de la muerte
nadie ha de hacerme dudar.

Sigue, pues, sigue cuchillo,
volando, hiriendo. Algún día
se pondrá el tiempo amarillo
sobre mi fotografía.

Nanas de la cebolla (Laura)

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Me sobra el corazón (Mariola)

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos en mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella,
y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?… no se por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo ahí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y “ahí te quedas”, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
que inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra el corazón.

Hoy descorazonarme,
yo el más descorazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Eterna sombra (Tega)

Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.

Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.

El niño yuntero (Uxía)

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
Entre los poetas míos… Miguel Hernández
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
Entre los poetas míos… Miguel Hernández
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

POEMA TEMÁTICO (poemas originales de los locutores) Tema de esta semana: Crítica social

(Laura)

Me gustaría contarte que sí,
pero nunca fue fácil.
La locura se aferró a su inconsciencia, y tú,
a mí.
Así como el yonkie se engancha a la droga más dura.

El vendaval tan próximo,
Yo tan chica
Él tan ido
Yo tan enamorada
Mi perdición,
tan cerca.

Muertes tan llenas de vida.
Personas tan muertas por dentro,
podridas, amordazas al sillón del psiquiátrico, espero que pronto.
Así, cuento los segundos para no volver a verle.

Los relámpagos se apoderan de mí,
Esos putos fluorescentes del baño.
Siempre rotos
No me dejan salir de aquí.

Y es cuando vuelve a casa…
Las cicatrices se suman a cada comisura de mi cuerpo.
Cada vez,
las moraduras no duelen tanto como el sonido de su voz.
Cada vez,
retumba más fuerte
en mis oídos.

Quiero salir de aquí.
Pero fuera, ¿Quién sabe que me espera? Me quedo aquí, me quedo con ellos.
Con esos putos fluorescentes que no se funden nunca del todo, solo chispean.
Como si pidieran a gritos salir.
Como si no supieran lo que les espera fuera. Como a mí.
Violencia de género.

Fuego (Fran)

Me refugio en un abismo,
gritando en silencio.
Vuelan cuchillos de los medios,
hay demonios,
hieren todos con su sangre
este escritorio.

Veo miedo en los rostros
y angustia.
Reina el desgobierno en el feudo,
presos de la industria,
socios del desacuerdo,
ellos visten el horrible disfraz,
juegan al orgullo.
Somos siervos
de la urna de cristal.

Mal que pese al cielo
y a los bosques.
El fanatismo vestido de luto,
surge de entre los muertos,
en la capital del mundo
y el desierto.

No ajenos,
vivimos en silencio.
Pero la historia es terca
y se repite,
y será el clamor del pueblo
el que incendie este infierno.
No nos queda otra salida,
tan solo el fuego.

Dijeron primer mundo,
sin hablar del segundo
inventaron el tercero.
Y mundos, en realidad,
solo hay uno.

Comodidad (Uxía)

Nos sentimos imbéciles,
Incluso avergonzados de nuestras sombras.
Pero, ¿quién nos ha dicho qué es lo correcto?
Nos miramos, nos menospreciamos, nos ridiculizamos
Pero, ¿quién nos ha dicho qué es lo verdaderamente bello?
Nos sentimos intimidados, desconfiados, incompetentes, incluso deshonrados,
Pero, ¿quién nos ha dicho qué es lo que está realmente bien hecho?
Es un saco de prejuicios,
Un nudo en el esófago,
La cara golpeada de horas de insomnio,
El rosto de un sin vida en un cuerpo solitario, ermitaño, desolado.
No somos nada pero nos enseñan de todo,
todo lo que tenga un significado de obediencia.
Siéntate, estudia, MEMORIZA, gana,
Aprueba, realiza tareas pero,
¿dónde ha quedado sentir, respetar, vivir, APRENDER, disfrutar,
amar, perder, suspender, llorar, reír.
Seguimos un estúpido sistema que llaman el correcto pero seguimos
Dejando que las golondrinas emigren
Y los cuervos se queden aquí dentro.
Porque es más fácil manipular que debatir.
Porque es más fácil asentir que reivindicar.
Y claro,
Así nos va.

Para acabar el programa hemos leído un poema de Pablo Neruda dedicado a Miguel Hernández después de su muerte.

A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España

LLEGASTE a mí directamente del Levante. Me traías,
pastor de cabras, tu inocencia arrugada,
la escolástica de viejas páginas, un olor
a Fray Luis, a azahares, al estiércol quemado
sobre los montes, y en tu máscara
la aspereza cereal de la avena segada
y una miel que medía la tierra con tus ojos.

También el ruiseñor en tu boca traías.
Un ruiseñor manchado de naranjas, un hilo
de incorruptible canto, de fuerza deshojada.
Ay, muchacho, en la luz sobrevino la pólvora
y tú, con ruiseñor y con fusil, andando
bajo la luna y bajo el sol de la batalla.

Ya sabes, hijo mío, cuánto no pude hacer, ya sabes
que para mí, de toda la poesía, tú eras el fuego
azul.
Hoy sobre la tierra pongo mi rostro y te escucho,
te escucho, sangre, música, panal agonizante.

No he visto deslumbradora raza como la tuya,
ni raíces tan duras, ni manos de soldado,
ni he visto nada vivo como tu corazón
quemándose en la púrpura de mi propia bandera.

Joven eterno, vives, comunero de antaño,
inundado por gérmenes de trigo y primavera,
arrugado y oscuro como el metal innato,
esperando el minuto que eleve tu armadura.

No estoy solo desde que has muerto. Estoy con los que
te buscan.
Estoy con los que un día llegarán a vengarte.
Tú reconocerás mis pasos entre aquellos
que se despeñarán sobre el pecho de España
aplastando a Caín para que nos devuelva
los rostros enterrados.

Que sepan los que te mataron que pagarán con sangre.
Que sepan los que te dieron tormento que me verán
un día.
Que sepan los malditos que hoy incluyen tu nombre
en sus libros, los Dámasos, los Gerardos, los hijos
de perra, silenciosos cómplices del verdugo,
que no será borrado tu martirio, y tu muerte
caerá sobre toda su luna de cobardes.
Y a los que te negaron en su laurel podrido,
en tierra americana, el espacio que cubres
con tu fluvial corona de rayo desangrado,
déjame darles yo el desdeñoso olvido
porque a mí me quisieron mutilar con tu ausencia.

Miguel, lejos de la prisión de Osuna, lejos
de la crueldad, Mao Tse-tung dirige
tu poesía despedazada en el combate
hacia nuestra victoria.
Y Praga rumorosa
construyendo la dulce colmena que cantaste,
Hungría verde limpia sus graneros
y baila junto al río que despertó del sueño.
Y de Varsovia sube la sirena desnuda
que edifica mostrando su cristalina espada.

Y más allá la tierra se agiganta,
la tierra
que visitó tu canto, y el acero
que defendió tu patria están seguros,
acrecentados sobre la firmeza
de Stalin y sus hijos.
Ya se acerca
la luz a tu morada.
Miguel de España, estrella
de tierras arrasadas, no te olvido, hijo mío,
no te olvido, hijo mío!
Pero aprendí la vida
con tu muerte: mis ojos se velaron apenas,
y encontré en mí no el llanto,
sino las armas
inexorables!

Espéralas! Espérame!

(Pablo Neruda)

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