Selectividad, un nuevo punto de inflexión.

[dropcap]E[/dropcap]mpezamos la semana con exámenes pero, para variar, los que destacan en nuestra universidad no son los nuestros, sino los de esos estudiantes que acaban de terminar el bachillerato y vienen, en cierto modo, asustados y, en gran medida, agobiados y estresados a hacer la selectividad.

Es la primera vez, en general, que toman contacto con el ambiente de la universidad. Estos alumnos pasan durante tres días a llenar los pasillos y las instalaciones de la UBU con sus preocupaciones y, en más de una ocasión, con sus decepciones al darse cuenta de que no habían contestado correctamente a una pregunta.

Como siempre, son bien recibidos por nosotros, “los veteranos”, aunque nos miran con respeto. Quizá piensen que tenemos mayores conocimientos, o incluso puede que nos teman porque crean que nos podemos burlar de sus notas, de su edad o, quizá, de su inocencia. Por sus caras, puede que piensen que somos ya mayores, demasiado para ellos, pero para nosotros parece que nuestra Selectividad fue ayer, y les damos la mano hacia nuestro universo de clases y exámenes que tienen un gran parecido al que ellos acaban de terminar.

He tenido la suerte de poder conversar brevemente con siete de estos estudiantes de la selectividad. Concretamente con siete alumnos del IES Pintor Luis Sáez: Rosa, Noemí, Adrián, Cristina, Ángela, Eva y Bárbara.

Todos estaban de acuerdo en que el examen de Lengua y Literatura que acababan de terminar había tenido una sintaxis bastante complicada. La literatura de cada parte fue, en primer lugar Antonio Machado y, en segundo lugar, la novela de la primera mitad del siglo XX.

Después, me contaron que el examen al que dedicaban sus desesperaciones, seguido del de lengua, era, para unos, el de Historia de la Filosofía y, para otros, el de Historia de España.

De estos siete alumnos, solo dos estaban dispuestos a enfrentarse a la dura travesía filosófica. He podido únicamente saber que en el examen de Historia de La Filosofía, una de las opciones era sobre los Presocráticos y la otra parte, sobre Immanuel Kant, a quien, al parecer, se daba la autoría de una obra de Platón por equivocación.

Afortunadamente, para los que vivimos el primer año posterior a la culminación exitosa de la selectividad pasada, puedo decir que pensar en el hecho de que  acabar y aprobar la selectividad es solo una liberación puntual, un punto de inflexión en sus vidas, ya que lo que se les viene encima a estos alumnos no es más que el inicio de un fatigoso camino entre obstáculos, sonrisas y, puede que en algunos casos malas notas, hasta ver, al final del túnel, el diploma de graduado.

Sin embargo, no puedo quejarme de estos estudiantes a los que he entrevistado, puesto que, a diferencia de las decisiones de los pasados estudiantes de selectividad, el año que viene parece que va a aumentar en gran medida el alumnado de la universidad. De estos siete elegidos a los que he tenido la oportunidad de entrevistar, solo una chica tiene pensado irse de Burgos con el fin de estudiar el grado en periodismo. El resto de los alumnos tienen más o menos claro lo que van a hacer. Unos piensan en ADE o DADE si hasta esos extremos les llega la nota, otros en Historia y Patrimonio, también en Turismo o incluso en Enfermería. Por tanto, la Universidad de Burgos debería estar contenta porque el año que viene, probablemente, asomarán por las clases de primer curso, abundantes caras nuevas con ganas de aprender y con aparente alivio al ver a los exámenes finales tan lejanos; ni más ni menos que ¡al año que viene!

Por otro lado, de las carreras con menor cantidad de alumnos y cuya existencia como grados presenciales peligra, espero fielmente que nuevos y cuantiosos alumnos puedan alejar a estos grados de su inminente desaparición de la UBU.

Por último, confío en que los exámenes que les quedan no sean muy complicados y la selectividad acabe con más risas que con llantos. Dad buenos días a las vacaciones, queridos estudiantes ya jubilados del bachillerato y abrid por primera vez los ojos hacia vuestro nuevo destino: la Universidad.

Alumnos selectividad

Neila Rodríguez.

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