SOS: Libertad de expresión bajo amenaza.

Los sucesos terroristas que han conmocionada la capital francesa no pasan desapercibidos para el resto del mundo, que observa atónito lo ocurrido. Las criticas son moderadas, se resalta la brutalidad de los acontecimientos, pero no se va más allá.

¿Qué ocurre, han conseguido que el miedo cale en la sociedad occidental?.

Vivimos en un polvorín, cualquier detalle desata el infierno en la tierra. Los ataques perpetrados en estos largos e intensos tres últimos días, lo dejan claro, una viñeta cómica, trajo consigo la muerte y la violencia indiscriminada. Fundamentalistas, radicales y un largo etcétera de términos que siguen palideciendo a quien lo escucha… No representan a los musulmanes, es cierto, pero cuántos estarán dispuestos a comprobarlo. La derecha europea se levanta, los extremistas islámicos también. Da igual el nivel como analista político que tenga usted, la ecuación es clara, violencia y caos.

Miedo y caos, miedo e incertidumbre, miedo y odio. Al fin y al cabo miedo. Un dispositivo de ochenta mil efectivos de las fuerzas de seguridad francesa custodian parís, ¿hasta cuándo?, el pánico se puede palpar, la impotencia del Presidente Hollande es visible, ¿Qué hacer?. Las operaciones llevadas a cabo por el momento han sido un caos, cobrándose la vida de varios rehenes. Se teme que un efecto domino se active, estamos ante una vorágine terrorista que podría poner en jaque las políticas antiterroristas europeas.

La carga emocional ya esta en el inconsciente del ciudadano occidental. Los actos racistas se sucederán, es una variable que entrará a formar parte del análisis durante este año. Ese concepto de repulsión del musulmán, no traerá más que un odio multiplicado, que se convertirá en más ataques por parte de los radicales islámicos.

La libertad de expresión corre peligro. Ese anhelo periodístico se apaga con cada ataque con cada amenaza. No podemos permitir los medios que se silencie con el terror, con las armas. tapar una conducta delictiva con otras conductas delictivas es un circulo ruin y perjudicial para la humanidad, que debe combatirse con ley, con derechos. Y la libertad de expresión es un arma fuerte, para combatir la barbarie.

Sin ir muy lejos, este derecho esta siendo maltratado en muchos estados, y las causas para corromperlo son de lo más creativas. Crear un estado islámico, fundado en el terror, un odio indiscriminado hacia occidente y la crueldad es uno, y bastante elaborado además, pero según Amnistía Internacional la lista va más lejos. En América, en países como Brasil, Honduras, México, Colombia la profesión de periodista es peligrosa. La base está en los intentos por descubrir la corrupción tan fuerte que enlaza directamente a funcionarios con el crimen organizado basado por ejemplo en el narcotráfico. Un dato es que 13 periodistas (fuente Amnistía Internacional) fueron asesinados por motivos relacionados con su profesión. En Asia y Oceanía, tanto periodistas como activistas, que exigieron que se respeten los derechos humanos a sus respectivos gobiernos, pusieron en peligro sus vidas. Los gobiernos en estos casos, tenían razones mucho mas superficiales que la raza, religión o ideologías políticas para reprimir, la línea principal era  mantenerse en el poder. En Europa y Asia central pese a ser referente en desarrollo de las libertades, en algunos países brilla por su ausencia. Las criticas a los gobiernos son reprimidas, se ocultan abusos, se limitan derechos de asociación y sindicación y se hace una lucha sucia contra opositores políticos. En el caso de Turquía, los procesamientos penales, por considerar «disidentes» a los que sacan a primera línea de debate, cuestiones vergonzantes o que muestran la decadencia de sus gobernantes. En el caso de la Federación Rusa, la claridad y transparencia es una utopía que pocos son capaces ya, ni de imaginar. Ni las explicaciones tienen la creatividad que tenían antaño, no se intenta ocultar ya el sentimiento de repulsa a quien lleva la contraria o diside del oficialismo reinante.

Por último Oriente Próximo y Norte de África, es el núcleo de una tormenta de dimensiones apocalípticas. Derechos de asociación, expresión y reunión, se puede afirmar sin exagerar que no existen. Esto limita el desarrollo de los Derechos Humanos en gran medida. Un foco  se abrió entre la tormenta, dejando ver la realidad, «La Primavera Árabe», pero tuvo un doble filo. Evidenció los problemas de derechos que sufren estos países, pero también la fuerza con la que pueden sus gobernantes presionar para que el pueblo al que «TEMEN» no se vuelva contra ellos.

Desde esta humilde redacción, desde este pequeño confín del mundo, a quien lea esto, le digo que reflexione. Hacer periodismo es un servicio público de gran valor. Desde los juglares que traían las historias endulzadas de lo que sucedía más allá de donde la vista permitía ver, hasta los días de la información exprés.

Jamás, y está demostrado, se podrá silenciar la opinión de una persona. Por todo eso, y porque estos atentados son una gota más en un mar de injusticia sobre la libertad de expresión. Digo «JE SUIS CHARLIE» Je suis charlie

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