[dropcap][/dropcap]Hostelero de profesión, comunicador por vocación. Así se podría definir a Fermín, un hombre templado, sociable y dado a la aventura. Muchos lo conocen, por sus escritos y otros lo habrán escuchado en la radio en alguna de sus muchas colaboraciones. Sus juegos de palabras, su temple y su simpatía, no pasan desapercibida para nadie.
Neila, un pueblo de la sierra burgalesa, conocido por su natural belleza, vio nacer a tan ilustre vecino. Su particular personalidad, siempre le impulsó a acercarse a la gente, buscar en el trato cercano ese detalle que alberga la grandeza. En sus años de juventud, Fermín tuvo muchos empleos, diferentes entre ellos, pero con una variable que se mantenía que era el trato con las personas. Durante su paso como cartero, pudo conocer a mucha gente, la cual agradecía su labor en tiempos donde los medios de comunicarse se basaban en la correspondencia.<<Algunos siempre me consideraban algo más>> afirma Fermín, al recordar el valor que se le daba a esa labor que ejercía. En años posteriores, desarrollo la que hoy es su profesión, la hostelería. Seguir estando en contacto con la gente, hizo nacer su pasión por escribir, como reacción a lo que a su alrededor acontece, en las miles de historias de vida de las que es fue, y será participe. Su apego a la sociedad le brinda la fuerza de comprender sobre lo que escribe, y como no, muchos son en primera persona, que para sentir hay que vivir.
Concretamente, fue el sentir de un desapego, donde Fermín da el paso y hace su primera composición. La destinataria era una mujer, cuya actitud de insatisfacción con la vida, impulsó a Fermín a sacar con sus palabras esa forma errónea de enfrentarse a la vida.
En ese momento tuve esa emoción por escribir
Otra faceta que todo escritor debe haber trabajado es la del viajero. Ese viaje que ayuda a encontrarse con uno mismo, que requiere por definición de la soledad para ser emprendido. Es una materia que Fermín tiene muy bien aprendida, por que a su espalda pesan decenas de viajes, muchos encaminados a descubrir el folclore tan rico y bello de España. Las anécdotas del viajero, las aventuras, y desventuras, porque no decirlo, que ayudan a enriquecer el pensamiento y a ver con otros ojos el mundo que nos rodea.
De la soledad se aprende, a humanizarte un poco más,
obligarte a comunicarte con los demás
«Somos nosotros y nuestras circunstancias», un concepto muy desarrollado por Ortega y Gasset, deja muy claro que Fermín es un hombre cuya vida refleja el perfeccionamiento de un don, como es el de la comunicación, en su faceta de cartero de barrio, de camarero, o de viajero en busca de aventuras. Siempre fiel a su pensamiento, práctico y concreto que el mismo busca constantemente, aportar su granito de arena allá donde pueda. Pero endulzado con un concepto idealista de lo que le gustaría que fuera el mundo, y ahí es donde reside parte de su inspiración en temas de justicia social y crítica a la clase política.
Su libro «La honestidad de un político», encarna su inspiración llevada a lo más alto. Un libro escrito en verso, cuya historia engloba lo que es la forma de pensar de Fermín, esa practicidad con ansias de un ideal. Porque en «La honestidad de un político» se versa la historia del gobernante que pese a tener los mismos vicios que todos (practicidad), llega a un punto de inflexión que le impulsa a dejar su puesto, pero dejando claro los motivos a toda la ciudadanía (idealismo). Una obra sagaz, de fácil lectura y que pone en evidencia como la solución es sencilla, pero las macabras artes de que se sirven los políticos la dejan en entredicho.
De los políticos no puedo tener buena opinión, porque lo único que veo es la degradación. Incluso estar en la oposición, porque solo es criticar y criticar
<<A veces insistir en el mismo tema es menester, porque no aprenden>> afirma Fermín. «En años de política democrática que llevamos no ha cambiado mucho el comportamiento de la clase política». En el proceso de hacer una crítica, ponerse en lugar del criticado es una forma de ser más objetivo, y ser más bondadoso con el prójimo, nos aconseja.
Hace falta alguien que enseñe e ilustre.