Crítica vídeo Food, INC

¡Ya no comemos igual!  Parece evidente pensar que nuestra nutrición en los últimos 50 años ha experimentado una mejora vertiginosa, y que debido a los avances tecnológicos e industriales, nuestra alimentación no puede ser más sana y más segura de lo que ya lo es. Quizá sea esta una de las respuestas que nos daría un ciudadano de a pie si le preguntáramos acerca de su alimentación, de echo, seguramente agradaría a las grandes multinacionales de la industria agroalimentaria.

¡No podríamos estar más equivocados! Quizás la falta de información respecto a este tema nos haga estar así de desconcertados. Se trata de una ignorancia inculcada y enseñada para poder manipularnos más fácilmente. Pero, si nos preguntamos ¿por qué?, quizás la respuesta sea muy sencilla, y esté relacionada con algo que todos codiciamos, dinero y poder, un poder silencioso, pero que avanza a pasos agigantados sin darnos cuenta.

¡Todo ha cambiado! Pero no se nos quiere mostrar, probablemente, porque no nos guste esa cara oculta, ya que si lo deja de ser podría cambiar nuestros hábitos alimentarios y en consecuencia nuestro consumo. Quizás sea mejor vivir en la ignorancia, y no ser conscientes de todo lo que se esconde tras un simple producto que se nos vende como natural; puede que ya sea hora de demandar productos éticos y realistas; puede que sea el momento de que las granjas sean granjas y no centros de explotación animal, que es lo que realmente son hoy en día, fábricas que no solo maltratan a los animales, sino también a las personas que trabajan en ellas,  haciendo del trabajo una forma de esclavitud para poder sobrevivir.

Pero si nos preguntamos, ¿quién tiene la culpa de todo esto?, ¿quién ha permitido esta situación?, ¿acaso hemos sido nosotros?. Quizás nosotros seamos culpables indirectos al comprar sus productos,  pero no hay que olvidar que aquí no hay solo un culpable, ya que donde hay un corrupto, hay otro que avala esa corrupción. Sería muy estúpido achacar todo el problema a las grandes corporaciones alimentarias, ya que en gran medida, nuestros gobiernos son responsables de que esto ocurra, pues son los que subvencionan materias primas como el maíz (base de la gran mayoría de los alimentos), facilitan procesos y legislan a favor de estas empresas.

¡Este problema nos afecta a todos! Sin embargo, no podemos obviar que el mundo también ha crecido muy rápido, y que actualmente sostener a más de siete mil millones de personas con una agricultura tradicional, es prácticamente inviable. Es hora de que podamos mezclar conceptos como agricultura intensiva y orgánica sin que necesariamente sean prácticas opuestas. Es hora también, de poner freno a las grandes empresas alimentarias y de que todos conozcamos la realidad que se esconde detrás de ellas, porque es posible comer mejor, y somos nosotros los que ahora debemos decidir.

¿Te atreves?

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Carlos Barcenilla Santa Cruz

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