¿Qué es la Nada? Y empieza la locura, quizás el papel sobre el que se inscribe el universo, o quizás el suelo de la materia. Si nada es nada surge pero si nada ES, algo será, quizás es un problema semántico.
Si la locura, es, ¿qué no es locura?, si el cerebro nos engaña, o si es el exterior el que engaña a nuestro cerebro, entonces a lo mejor tu vida está siendo monitorizada por ese al que llaman Dios, que de humano nada puede tener ¿o sí?
Y tiene sentido el todo, claro que sí, igual que la nada es la condición al universo, el sin-sentido es la madre del sentido vital, fénix amanecer de rosados dedos, caótico e incomprensible.
Pero qué me dices del tiempo, existe o es solo cambio, si un segundo se hace eterno y otro se pasa mirando un cronómetro ¿duran lo mismo?, si loco se vive en el feliz mundo maravilloso de la descordura mental ¿quién es más loco?, el que acepta la dura realidad, o la magnética locura.
Vayamos al colmo de las creencias, una explosión creó el universo, y eso, dicen, es más creíble a que un ser superior lo hiciera todo. También me tengo que creer que existen agujeros negros que llevan a otras dimensiones, ¿acaso eso es más creíble a que un dios mandase a su profeta? Me pregunto cuál de las mentiras será más fantástica.
Pero todo da igual, baste contemplar los jardines colgantes de Babilonia repletos de la más rebosante y explosiva vida; porque no hay otra, baste la helada capa de rocío sobre las verdes y tiernas hojas de los abedules en una fría y luminosa mañana invernal.
Cuando Sidarta se liberó del sueño dejó caer sus párpados sobre la tierra, y surgió la adormidera, la amapola, la droga. Aceptémosla, la razón no está preparada para la felicidad. Haz la guerra y la paz, el amor y el odio porque ambas son esencia del ser humano, y sin practicarlas en igual medida, llega la locura, esa que te hace pensar que la justicia no incluye en su seno la venganza, o que debemos coger el camino difícil y no el fácil.
Demasiado tiempo encerrados en nuestras creencias sociales ha enrarecido el ambiente; ni ojo por ojo, ni justicia universal: irracionalidad, espontaneidad, impulsividad, descontrol, autodestrucción. Destrúyete a ti mismo antes de que lo hagan otros por ti.
Viajemos a otro mundo, en otro espacio diferente, tiene límites pero no forma, existe, pero no es materia, muere pero no vive, ¿acaso sabe qué es vivir? Dudo que alguien sepa, dudo del todo, y más aún de la nada. Somos, luego existimos, y quizás hay quien exista sin ser, sólo así, será inmortal.
¿Qué es inmortal?, ¿qué es siempre?, ¿existe el principio y el fin o solo los cambios que como Uróboros nunca acaban?
Diré entonces que la locura es la inconclusa conclusión, la definición inalcanzable. Lo más maravilloso es que no podrán encarcelarla en su jaula de conceptos y definiciones, porque como el escurridizo pez, esta se resbala entre los dedos de la racionalidad.
Como dijo un chiflado teutón «Prefiero una locura que me entusiasme a una verdad que me abata».
Yago Rodríguez