Una vez preparada la entrevista adecuadamente, llega el momento más difícil, afrontarla e intentar que toda esa preparación haya merecido la pena. Por eso esta es, evidentemente, la parte más importante, la entrevista propiamente dicha.
En primer lugar, huelga decir que la puntualidad es un requisito indispensable, hacer esperar al seleccionador es una falta de respeto a él, a su tiempo/trabajo y a la empresa. Llegar tarde dista mucho de la imagen de seriedad y de profesionalidad que está buscando en quien vaya a contratar. Tampoco hay que ir con excesiva antelación ya que la presencia allí durante una larga espera puede resultar una manera de presión.
Una vez allí se debe cuidar la actitud con todo el mundo con que se encuentre, desde el recepcionista hasta la persona que acompañe a la salida (si la hubiera). Ser siempre educados y amables, mostrando la mejor sonrisa, es una forma de dejar buena imagen. Nunca se sabe con quién puede tomarse el café el entrevistador o si contrastará sus opiniones con alguno, así que mejor agradarles a todos o, al menos, no causarles mala impresión.
Una vez que se entre en el despacho del seleccionador se pueden encontrar distintas situaciones, desde un entrevistador hasta varios o que entre y salga gente en distintos momentos. Hay que ser siempre correctos e intentar calmar los nervios, la naturalidad es la mejor estrategia. Si hay alguien que sólo observa puede que ser encargue de leer el lenguaje corporal y la actitud del candidato o que esté de prácticas, aprendiendo a entrevistar, y su presencia no afecte, pero el tenerlo allí causará nervios igualmente.
Toda la finalidad de la entrevista es cotejar la información que se tiene del candidato y comprobar si realmente reúne las competencias que se esperan o las puede desarrollar, ver su potencial. Aunque a veces no se comprenda la relación entre las preguntas y el trabajo, un buen entrevistador podrá interpretar adecuadamente todas las respuestas y reacciones (no siempre interesa la respuesta, sino la reacción y la capacidad de afrontar determinadas situaciones) del candidato para saber si es el adecuado al puesto.
Por último, la mejor prueba de selección es el periodo de prueba, ahí la empresa conocerá realmente si eligió al candidato correcto, así que aunque se haya pasado el proceso de selección, aún hay que demostrar que de verdad se es apto para el puesto. Empieza el trabajo duro. ¡Suerte!