Ayer jueves, 8 de septiembre de 2022, el Palacio de Buckingham anunciaba la muerte de la reina en el castillo de Balmoral (Escocia) a los 96 años, 70 de ellos al servicio de Reino Unido como su monarca. El anuncio llegaba a las 18:30 de la tarde mediante un tweet. Media hora más tarde, su hijo Charles (que reinará como Charles III) anunciaba: “Lloramos profundamente el fallecimiento de una soberana preciada y de una madre muy querida”. Con él, y con un pensamiento similar, una solemnidad se esparce por los medios de comunicación.
Está claro que todo Occidente conoce esta noticia. Se ha hecho viral desde el momento de su anuncio, y ya existen memes de todos los gustos sobre el tema. Lo que parece pasar desapercibido es lo que la reina significaba y lo que fue una vida plena y extraordinaria.
Una vida de servicio
La princesa Isabel de York nace tercera en la línea de sucesión, detrás de su tío Eduardo, príncipe de Gales, y su padre Jorge VI. No nació para ser reina. Fue por la insistencia de su tío Eduardo VIII en casarse con Wallis Simpson, ya divorciada en dos ocasiones, lo que produjo una crisis constitucional la cual se resuelve con la abdicación de Eduardo. (Se debe entender que el Rey o Reina de Inglaterra es también el Gobernador/ora Supremo de la Iglesia de Inglaterra. Por su significancia simbólica se debía permanecer en comunión con la Iglesia y con los valores que representa.)
Isabel II no llega al trono hasta 1952. Aun así, el día de su 21 cumpleaños (21 de abril de 1947), y 10 años tras situarse siguiente en la línea de sucesión del trono, Isabel declara su promesa al imperio con unas palabras difíciles de olvidar.
“I declare before you all that my whole life, whether it be long or short, shall be devoted to your service and the service of our great imperial family to which we all belong.”
“Declaro delante de todos vosotros que toda mi vida, sea larga o corta, será dedicada a vuestro servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la cual todos pertenecemos.”
Reina Isabel II
Anteayer, miércoles 6 de septiembre, la reina recibía a la nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss. Es fácil declarar una vida de servicio cuando se es una joven de 21 años, pero se necesita mucho coraje y mucha convicción para cumplir con esa promesa durante 70 años.
Ancla ante al cambio
El siglo XX fue un siglo de cambio. Comienza con la Gran Guerra, donde caballos cabalgan contra ametralladoras y artillería, y acaba con Y2K, un ‘bug’ relacionado con las fechas programadas de los ordenadores y la expansión de lo que llegaría a ser Internet. El cambio no puede ser más radical, y con todo este cambio tecnológico aparece, también, cambios sociales, religiosos y políticos.
El día de navidad de 1957, una década después de su promesa al Imperio, la reina da un discurso televisado que aporta luz a estos cambios.
“That it is possible for some of you to see me today is just another example of the speed at which things are changing all around us. Because of these changes I am not surprised that many people feel lost and unable to decide what to hold on to and what to discard. How to take advantage of the new life without losing the best of the old. But it is not the new inventions which are the difficulty. The trouble is caused by unthinking people who carelessly throw away ageless ideals as if they were old and outworn machinery.”
“Que sea posible que algunos de vosotros me vean hoy es solo otro ejemplo de la velocidad a la cual las cosas cambian a nuestro alrededor. Por estos cambios, no me sorprendo de que mucha gente se sienta perdida e incapaz de decidir a qué aferrarse y qué descartar – cómo tomar ventaja de lo nueva vida sin perder lo mejor de la vieja. Pero no son los nuevos inventos lo que es difícil. El problema se forma por personas que no piensan y que descartan, sin cuidado, antiguos y atemporales ideales como si fuesen maquinas viejas y gastadas.”
¿Cuántas cosas han cambiado en los 22 años que llevamos en este nuevo siglo?
¿Cuántas cosas estaban bien ayer pero hoy ya no?
Conclusión
La reina, y su muerte, nos afecta a todos. Separando totalmente lo que es la monarquía española de esta discusión, y las opiniones que cada uno tiene con monarquía o Imperio británico, creo firmemente que necesitamos ejemplos y símbolos por los cuales guiarnos. Necesitamos aprender, como personas y como sociedades, mediante ejemplos individuales. Héroes y heroínas determinan nuestros ideales, y por tanto nuestras aspiraciones. Sin ellos somos guiados por nuestras necesidades básicas, nuestros instintos animales y saboteamos la nobleza de la que somos capaces.
Ayer jueves, 8 de septiembre, el Palacio de Buckingham anunciaba la muerte de un símbolo de nobleza, servicio, y dedicación.